Kate Tempest: nada se termina, todo se abandona

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Kate Tempest procesa una experiencia colectiva enmarcándola en su contexto y su narrativa, volviéndola así un hecho también individual


“…nada se termina, todo se abandona. Cuando escribimos estamos al servicio de la idea pero cuando leemos, estamos al servicio de la comunicación” dice Kate Tempest mientras toma un té, bien británica, con acento mockney, clase media asalariada devenida en performer, dejó la escuela cuando tenía 14 y se puso a escribir y a hacer perfos. Hoy, ganadora más joven –todo un valor– del Ted Hughes a la innovación y seleccionada como una de las exponentes más destacadas de la Poetry Society, publica bocha de poemas y escribe y odia, mucho, es intensa, repetitiva, medio slammera, con ese tono típico de la escena under de la Inglaterra Otra, inmigrante, por margen material o simbólico. Ese tono que inauguró Lily Allen primero en sus poemas después en sus canciones. Ese falso progre blanco y privilegiado que juega con las herramientas de los más oprimidos para realzar la propia opresión, la lucha colectiva de la copia, la exageración del gesto político, el clima de la época, el límite entre el interés mainstream y la posibilidad de lo under de transar, todo el tiempo, con una estética, con una reversión de su propio pasado. Kate Tempest procesa una experiencia colectiva y nada ajena a su época, pero le pone su contexto, su marco, su narrativa, la descripción de paraísos artificiales que dan cuerda a una disonancia de versos que son consonantes al final pero no por su resultado efectista sino por su circularidad apabullante, mind-blowing. Ese poema que querés volver a leer –ah– porque ahora lo entendiste –y no–. La segunda lectura es otra cosa. Otro mundo. Esos poemas dan miedo. Kate Tempest da un poco de miedo y hace uso de esas estrategias. En The book of traps and lessons escribe en clave de trap, yuxtapone bien pop las expresiones más profundas y demoledoras pero las democratiza servidas ahí en forma de lecciones, poemas morales para todos todas y todes. Su pop es genuino y un desafío porque le habla a todes, a la vez, a nadie. All humans too late dice que la vida es una performance de vanidad, que miramos porno para acabar, que la familia es un extraño. La persona es como una diosa profeta, una cosa entre el cielo y la tierra que viene a ofrendar moralejas millennial. Hay algo de Warsan Shire en sus “…but”, en su forma de cortar las ideas y ciertos versos. Hay una moda, un modo de representarse y colectivizar la escritura en el campo de la literatura como cultura global. Hay beats de iglesia negra, de sermón íntimo y personal que trasciende, o al menos, esa idea, esa intención. Su voz es un boomerang, adictiva e insoportable. El lenguaje de sus ideas es global, es en inglés, por supuesto, pero uno accesible; sin embargo, el lenguaje de sus imágenes es complejo, tan distinto, marcadamente distinto en estilo, en la elección de cada palabra, más específica, menos accesible. Esa combinación entre el espacio democratizador, la zona de confort y la de desarrollo próximo es también una figura del pop, un procedimiento educativo, vygotskyano. Lo de Kate Tempest sin duda es popular, no necesariamente nacional; es más bien global pero siempre desde una periferia que cuestiona el centro, por más cerca del centro que se esté. Tampoco tanto pero al menos más cerca que otrxs. Lxs que escriben lo hacen desde su techo de cristal para romperlo al menos simbólicamente. “La escritura libera, la visión libera,” dice Tempest, “la visión es el visionario, hay que dejarse llevar”. Hay que dejarse llamar por una voz como la de Kate Tempest. Hay que ponerse a disposición de rebotar en sus versos hasta hartarse. Es una lectura incómoda pero con puntos de fuga y respiro… que son aprovechables, que queman.

Holy Elixir




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Gonzalo Zuloaga. Gonzalo Zuloaga nació en La Plata, entre sus diagonales y universidades. En 2017 editó su primer poemario Predicciones del Año Kitsch con Peces de Ciudad. A este le siguió Hackers D.O.S, fanzine co-producido con Jule Gore e ilustrado por Clara Spaltro. Es columnista de la revista trenINSOMNE, escribe para la colectiva Extrañas Noches Literatura Visceral, y comparte poemas en su Facebook y en Ciudad Kitsch su blog personal. Fue ganador de Mención Especial por unanimidad en el Primer Certamen Nacional de Literatura (2016, Conurbana.cult) en la categoría poemario por su obra Resucitando Edipos, publicada en la colección Voces del Cono Sur. Algunos de sus textos fueron seleccionados para su publicación en la revista Monolito Arte y Cultura (Méjico) y las antologías Palabras en Flor (España), En el momento del caos y Al filo del remolino (Ediciones Frenéticos Danzantes, Argentina). Participa en recitales de poesía y conduce la sección #cóctelypoesía en el programa La Terraza por Radio Provincia FM 97.1. Notas de Gonzalo