Ficción y medios de comunicación: de la non-fiction en la literatura a la literatura en la realidad
Después del boom de la non-fiction y el interés de la literatura puesto al servicio de ficcionalizar la realidad, un período determinado de la historia observado a partir de la mirada narrativa y periodística, entre los bordes; hoy, la noticia en tanto aparato ideológico y los medios corporativos de comunicación lo hacen al revés. Emplean los recursos literarios y poéticos, las metáforas conceptuales y las comparaciones al servicio de sus líneas editoriales y las exponen como verdad. En definitiva nuestros consensos y disensos se mercantilizan en esos textos, y la literatura –la ficción– queda incorporada a ellos.
Existe un mercado de líneas editoriales envueltas en sistemas de creencias e intereses que ordenan el mundo simbólico en base a una organización de la realidad material. Desde siempre, color, género y clase se explotan en el discurso público y configuran sentido común sobre los cuerpos. Por eso, una mujer negra trans trabajadora sexual no cotiza igual que un hombre blanco heterosexual capitalista en el mercado simbólico y material. Cada configuración en lo simbólico, en el plano del deseo, condiciona la materialidad del sujeto de derecho. Por eso, además, una mujer negra trans trabajadora sexual no goza de los mismos derechos –mucho menos, privilegios– que un hombre blanco heterosexual capitalista.
Estos tres ejes –color, género y clase– funcionan como espacios de localización simbólica dentro de un continuo jerarquizado desde el statu quo y, fundamentalmente, desde el consenso que este vende sobre lo que está bien y lo que está mal, desde su moral.
Los consumidores nos paramos frente a un stock de opinión pública donde la mejor marketineada, mayor disponibilidad logra, es decir, adquiere poder simbólico a partir de su poder económico. Este procedimiento se cristaliza en el principio de amplificación: la línea editorial que mayor cantidad de bocas emisoras –o licencias– posee, más competitiva –incluso, monopólica– se vuelve. Por tanto, la conformación de los focos de interés de la agenda depende de los intereses de la línea editorial ganadora, esto es, aquella que por su poder material se constituye como hegemonía y generadora de verdad normalizada, de sentido común en el plano simbólico.
Ahora, ¿qué pasa cuando lo que se normaliza no necesariamente representa un ordenamiento según nuestros criterios, nuestros intereses, nuestras búsquedas de libertad?
Se genera un confusionismo tal que nos sitúa directamente en el plano de la posverdad. La agenda nos enfrenta al problema de la identidad. La que forjamos a través del lenguaje en la arena simbólica de la disputa por el poder. Construimos subjetividad por asimilación; o negación y resistencia. Explorar el origen de esa resistencia es fundamental para comprender los procesos por los cuales nos apropiamos de ciertos quehaceres lingüísticos cotidianos, y descartamos otros. Somos donde nos inscribimos porque lo que decimos no es original, nos antecede. Somos lo que diseccionamos y apropiamos del cuerpo de la lengua.
Para darse cuenta si unx es beneficiarix o víctima del sistema de creencias e intereses del statu quo, es importante preguntarse, ¿qué consensos morales, éticos y estéticos se están manufacturando alrededor de tal o cual ser de deseo en lo simbólico; y en qué lugar, por consiguiente, se está ubicando a este sujeto de derecho en la realidad material? ¿De cuál estoy más cerca: del que está bien, o el que está mal? ¿Soy en lo material el sujeto de derecho que ejerzo en lo simbólico? ¿Hay coincidencia entre lo que enuncio y lo que soy? Pensar la (de)construcción de la identidad desde el color, el género y la clase es historizarse. Es moverse de lo personal a lo colectivo, a lo político, a la posibilidad de transformarse. De modificar la narrativa.
Hoy dos titulares de un diario de gran tirada me ponen otra vez frente a tensión civilización o barbarie: “Una nueva y gloriosa nación” (marcha en contra de la corrupción) vs “Barbarie en La Plata: una protesta de decenas de revoltosos (trabajadores del Astillero Río Santiago) culminó con graves incidentes en la capital bonaerense”. Civilización o barbarie, metáforas conceptuales a través de las cuales la tradición actualiza y resignifica la lógica de confusionismo que plantean las élites en el discurso público, porque ¿qué color, género y clase; o, simplemente, qué identidades están realmente en puja cuando en ambas fotos hay trabajadores manifestándose, y tanto los de arriba como los de abajo están ajustados? ¿Qué sujetos del continuo son beneficiarixs, y quiénes las víctimas? ¿Hay ahí una real disputa; o una trampa del lenguaje del statu quo?
En la era del postodo, urgen prácticas discursivas emancipatorias que intervengan crítica y creativamente en los modos en los que se produce la información. Prácticas que desacralicen los textos del statu quo y democraticen el mercado de la lengua en tanto vehículo del sentido común por el cual ejercemos la realidad en el plano simbólico. Lo que percibimos, tejemos, y también silenciamos. ¿Qué libertades deben gestionarnos las élites cuando son las dueñas de sus propios medios?
Saber leer en este siglo es saber en qué metáforas conceptuales no inscribirse, de qué narrativas no armarse, qué ficciones no vivir como realidad.
Ilustración: Churita Likina
=========================================================================Gonzalo Zuloaga. Gonzalo Zuloaga nació en La Plata el 18 de octubre. En 2016 fue ganador de Mención Especial por unanimidad en el Primer Certamen Nacional de Literatura en la categoría poemario por su obra “Resucitando Edipos”, publicada en la colección Voces del Cono Sur. Algunos de sus relatos urbanos fueron seleccionados para su publicación en la revista Monolito (Méjico) y la antología Palabras en Flor (España). Actualmente se encuentra promocionando su poemario “Predicciones del Año Kitsch”, editado por Peces de Ciudad en abril de 2017, y participando de ciclos de lectura de poesía y narración oral. A su vez, escribe para el colectivo Extrañas Noches Literatura Visceral y comparte poemas en su Facebook y su blog personal: Ciudad Kitsch “Predicciones del Año Kitsch” puede adquirirse a través de la página web de la editorial, www.pecesdeciudad.com.ar, y en Malisia Distribuidora y Estantería de Libros y Revistas, La Plata. Notas de Gonzalo