La Virgen Cabeza - Gabriela Cabezón Cámara

El recuerdo de lo vivido, de la villa y sus momentos de amor y violencia, de sus necesidades, una vida que se metió en los huesos y que una de las protagonistas necesita exorcizar para seguir adelante, en la pluma brutal y vital de Gabriela Cabezón Cámara
La Virgen Cabeza - Gabriela Cabezón Cámara - novela - historias de barrio - barrios marginales - autoras argentinas - leamos autoras - Laura Bertolé



En La Virgen Cabeza, Gabriela Cabezón Cámara, nos envuelve con una torsión extrema de lenguaje, como si quisiera extraerle a cada palabra hasta el último de los significados. En una construcción lírica de la jerga villera, toma lo obsceno como sustancia. Lo disecciona. Lo exhibe en todo su desenfreno. Deja que la naturaleza salvaje se desborde, sin perder de vista el sentido político del arte y las dinámicas del poder que hacen de la pobreza, su territorio de caza.

La novela trata de un milagro y de sus consecuencias. Qüity, la periodista que mediante una especie de crónica nos contará su historia, llega a El Poso, para cubrir la vida de Cleopatra, una travesti mística, líder espiritual de la villa. Pero el deseo de fama, de ser testigo sin riesgo de la marginalidad, no será posible. Qüity irá quedándose, su relato dejará de ser una observación para ser un testimonio. Lo que siente quedará expuesto. La maternidad será como una herida y también como un acto de rescate. Desplegará un tiempo de espera y de duelo. Y terminará por escribir otra cosa, justamente, La Virgen Cabeza.

En esta novela, Cabezón Cámara, encuentra la forma para componer un universo en el que se unen la crueldad con la belleza y lo sensible con lo fatídico. La potencia de las voces narrativas nos muestra el mundo sin filtros. Nos dice que creer en algo es un acto de resistencia. Como si la escritura fuese una especie de exorcismo, para vaciarse de memoria o sacarse el pasado de los huesos.

La historia se cuenta desde el exilio, con una cierta nostalgia de lo que un día fue. Una mirada melancólica pero también atravesada por ese mundo sórdido y brutal. Nos atrae, nos envuelve con la implacable descripción de la miseria, del barro, del hambre, las ratas, las drogas, los cuerpos, el sexo, la muerte. La violencia enquistada en el aire. Sin idealización, sin facilitarnos la experiencia. Pero también dejando entrever esa especie de edén, esa fiesta, donde alguna vez hubo felicidad. Para sus habitantes, la villa se convierte en un oasis, se mantiene al margen de las políticas de configuración social, puede sobrevivir organizándose como centro de sí misma. El paraíso se vuelve más terrenal que nunca. Pero paradójicamente, toda independencia es relativa y los habitantes de El Poso, serán expulsados.

“Lo que teníamos en la villa está perdido, sí, como el paraíso está perdido y perdidos están sus prados y la sombra de sus árboles y las ramas inclinadas por el peso de las flores y las frutas que brillaban como joyas y los pájaros que cantaban como ángeles. Y sus ríos caudalosos que no inundaban ni calmaban la sed de nadie porque nadie tenía sed, sus fieras sin hambre que convivían en paz, su pareja sin sexo y su clima suave. “

Cleopatra aparece en ese clima para imponer la esperanza. La necesidad de los vínculos, de la lucha común. Volverse algo orgánico con los demás, una entidad indivisible, como un escudo, como un animal incapaz de ser domesticado. Trae el humor como forma de vida y también como defensa, un humor que viene de la desesperación de saber que no hay refugio, que la villa es hogar y también trinchera. Que sea justamente ella quien puede hablar con la Virgen, es una resignificación de lo establecido, de lo que supuestamente “debe ser” según el dogma de turno. Una travesti liderando la dignidad en un entorno que es excluyente y violento. Una travesti enamorada de una mujer, madre de una hija, que carga con una piedra que representa su fe. Que tiene la capacidad de contagiar su deseo.

“Ahora, tal vez, la villa se parece al paraíso un poco más que entonces, pero solo por lo perdida y lo añorada, aunque a veces, munidas de martinis y vista caribeña, nos ponemos a planear la villa nueva, a pensar cómo recrear eso que tuvimos.”

La Virgen Cabeza trasciende así el concepto de margen, de utopía, de periferia desarticulada de la violencia. Nos interpela desde la condición humana. La necesidad de salvarse, el instinto de preservación. A pesar de los aires apocalípticos que trae el final, nos revela que la verdadera revolución es el amor. El centro vital que se alimenta de sí mismo, que late y sangra, a semejanza de los vivos y los muertos.



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Laura Bertolé. Laura Bertolé nació en Buenos Aires en 1976. Es escritora y Contadora Pública. Completó la formación de Escritura Narrativa en Casa de Letras y el posgrado en Escrituras: Creatividad Humana y Comunicación, de FLACSO. Formó parte de varios talleres literarios. Sus cuentos "Sala de espera" y "Afuera", fueron publicados en la revista literaria La Balandra. Participó del proyecto: Audiocuentos de la Nueva Narrativa Argentina, de UnaBrecha. Escribe reseñas literarias y realiza ediciones de textos para distintas entidades. "La belleza ajena", por editorial Indómita Luz, es su primer libro de cuentos. Notas de Laura

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